Demonio, brujo, ente, no muerto, renacido... Drácula comparte elementos en común con las historias de vampiros de los folclores de diferentes culturas clásicas, como la aversión al ajo, la transformación en otros animales, su predilección por atacar a sus víctimas por las noches (sobre todo niños), el salir de su tumba y la necesidad de aliento vital, de sangre o la forma de acabar con él, clavándole una estaca de madera y enterrándole de manera que no se pudiera volver a levantar de la tumba. Pero, ¿de dónde les vino la inspiración a los literatos del mito clásico? ¿Quiénes eran realmente los tachados, juzgados y enterrados como vampiros?